Las conmociones provenientes desde adentro son de otro tipo. Su causa está en el hombre mismo y dentro de él actúan. El hombre no es un espectador a través de una ventana, sino que se ubica en la calle. La vista y el oído atentos transforman mínimas conmociones en grandes vivencias. De todas partes fluyen voces y el mundo entero resuena. Como un explorador que se interna en territorios desconocidos, hacemos nuestros descubrimientos en lo cotidiano. El ambiente, comúnmente mudo, comienza a expresarse en un idioma cada vez más significativo. Así, se vuelven símbolos los signos muertos y lo muerto resucita.
Naturalmente, la nueva ciencia artística sólo podrá surgir cuando los signos se vuelvan símbolos y el ojo y el oído abiertos permitan saltar del silencio a la palabra. Quien no sea capaz de observar debe dejar en paz el arte teórico. Sus intentos en cuanto al arte no llevarán a ningún sitio, antes bien, acentuarán la separación hoy existente entre hombre y arte. Justamente son estas personas quienes hoy tratan de poner detrás de la palabra arte el punto final."
Wassily Kandinsky, Punto y línea sobre el plano, 1926
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