Supongo que el pájaro lo sabe y se siente muy arrogante: “De qué manera se puso querida, cuando le dije que la iba a dejar. Estaba desesperada”. Pero ahora la rama vuelve a estar tranquila. Ni un brote ha caído ni una ramita se ha roto. Ella se yergue inmóvil y firme en el aire luminoso y da gracias a Dios, de que vuelve a ser dueña de sus noches."
Katherine Mansfield
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