Pero rígido y difícil como podría ser como persona, Wieck el músico y maestro poseía una notable agudeza mental y opiniones señaladamente progresistas en cuanto al arte de ejecución. En una época en que el virtuosismo era sinónimo de profundidad y la pirotecnia se consideraba la piedra de toque de la grandeza, insistió en que lo que importaba era la musicalidad, no el músculo, y que la adoración de la técnica por sí misma había pervertido los valores musicales de ejecutantes y públicos por igual. Una copla de cuatro versos expresaba en resumen su principio alentador:
Des Kungstgesetzes erstes Kapitel
Heisst: Technik als Mittel;
Technik als Zweck,
Fällt die ganze Kunst hinweg.
(El primer precepto artístico que defender
Es "la técnica es solo un medio para el fin".
Pues cuando la técnica es la que dirige,
El arte, sencillamente, desaparece.)
De tal modo, enseñaba a sus alumnos a cultivar un estilo sensible, reflexivo, extraído de una comprensión de la música desde adentro y no un subjetivismo intruso impuesto a ella desde afuera.
Ronald Taylor
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