viernes, 26 de enero de 2007

Inspiración.

A: - Bueno, Marga. No puedo.
M: - Eh?
A: - Ya no sé que hacer. No puedo ni siquiera agregar una frase. Una mísera oración. Es más, te digo algo. Creo que desde hace dos días que no agrego nada. Simplemente borro. Borro y no paro de borrar.
M: - Bueno, Antonio...ya va a surgir algo. Vos tenés que relajarte y...
A: - No, no. Esto es serio. Tengo una sola oración ahora. Una sola. Y sabés qué?
M: - Qué?
A: - Ni siquiera me convence.
M: - Qué dice?
A: - La frase?
M: - No. Ernesto.
A: - Ah. Dice que puede ser la medicación que estoy tomando.
M: - Y a vos que te parece?
A: - A mi me parece que Ernesto es un flor de boludo.
M: - Yo creo lo mismo. Pero digo de esta situación en particular.
A: - Ah, yo creo que simplemente se me agotaron los recursos.
M: - No digas eso. Vos sos una persona muy talentosa. Debe ser cuestión de tiempo.
A: - Qué cosa?
M: - Esto de la inspiración. Todos los artistas tienen una especie de trauma con eso. O escupen todo directamente, lo largan así como si nada, o empiezan a hacer análisis pelotudos de la realidad.
A: - Eh? De qué realidad?
M: - De la suya. Que no sirven para nada, que todo lo que hacen es una basura...
A: - Es que a veces es así, Marga. Hay artistas que no sirven para nada y que hacen pura basura. Deberían desaparecer de la faz del planeta directamente. Nos harían un favor a todos.
M: - Bueno, ves?
A: - Qué cosa?
M: - Eso es bueno. Significa que vos no te considerás un artista que no sirve para nada. Acabás de tratarlos de "ellos".
A: - A quiénes?
M: - A los artistas que son pésimos.
A: - Ah. Pero yo ni siquiera me considero un artista, Marga. Ni siquiera eso. No te das cuenta? No puedo producir arte. Una puta oración tengo, Marga. Una sola.
M: - Y qué dice?
A: - Ernesto? Ya te dije.
M: - No, la oración.
A: - Ah. Esperá que busco el cuaderno.

Antonio agarra el cuaderno del escritorio, se pone los anteojos, tose y lee.

A: - Dice: "Martha está sola. Fuera de sí."
M: - Ajá...

Silencio.

M: - Y?
A: - Eso es todo. Ahora que lo pienso, lo de "fuera de sí" no me convence...
M: - A mi lo que no me gusta es lo de "Martha".
A: - Por?
M: - Simplemente no me gusta el nombre.
A: - Andrea?
M: - Hablé con ella la semana pasada. Estaba un poco mejor de la pierna. En dos semanas empieza la rehabilitación.
A: - Te preguntaba si preferías que pusiera "Andrea" en vez de "Martha".
M: - Ah. Sí. Prefiero.

Antonio toma un lápiz, tacha y escribe.

M: - Bueno. Y de qué va a tratar la historia?
A: - Dos semanas nada más? Se recuperó bastante rápido, eh. Yo pensé que por lo menos un mes le quedaba todavía.
M: - Sí. Increíble la verdad.

Silencio.

M: - Y?
A: - No, bueno, a mi no me parece una cosa "increíble" como decís vos. Simplemente me alegro mucho por ella. Es una buena chica.
M: - No, digo la historia. De qué va a tratar?
A: - Ah. Bueno...Eh...No estoy pensando en una historia propiamente dicha.
M: - Ah, no?
A: - No, no. Estoy pensando en escribir simplemente situaciones, conversaciones, diálogos, instantes precisos, particulares.
M: - Me gusta esa idea!
A: - No te pasa que hay veces que recordás instantes en particular? Instantes muy precisos, digo.
M: - No...
A: - Sí. Seguro que sí. Instantes mínimos. Un segundo, o menos, quizás. Es como si esos instantes que en su momento duraron lo que físicamente duraron, se hubieran "eternizado". Y vos al acordártelo tan precisamente...tan pero tan precisamente...
M: - Qué?
A: - Ésa es la eternidad del instante. Es la única forma.
M: - No sé de qué hablás.
A: - Por ejemplo, yo recuerdo cosas de cuando tenía tres o cuatro años. Pero no recuerdo ni siquiera situaciones. Simplemente sensaciones. Sensaciones que duraron milisegundos. Recuerdo instantes. Instantes que en su momento deben haber sido eternos, porque sino no los recordaría. Y a la vez, se "autoeternizan", porque los recuerdo por siempre. Son imposibles de olvidar, entendés?
M: - No.
A: - Bueno. Quiero escribir situaciones, simplemente. Diálogos, y esas cosas.
M: - Me parece una muy linda idea. Puede funcionar.
A: - Depende...
M: - De qué?
A: - Uff...de tantas cosas...
M: - Por ejemplo?

Antonio, con el cuaderno y el lápiz en la mano (y con los anteojos todavía puestos), da media vuelta y se dirige hacia otro espacio de la casa. Cierra una puerta.

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